La forma antinatural de aprender un idioma

El aprendizaje tradicional de idiomas con libros de texto y memorización enseña gramática, pero no fluidez. Puedes hablar y entender el idioma en la vida real?

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Coge un libro de texto, lee nuevas combinaciones de letras, aprende de memoria las palabras mecanografiadas, memoriza cómo ordenar las palabras en una frase, rellena ejercicios (quizá consigas puntos por adivinar el significado correcto de las palabras y el final de las frases), haz más y más ejercicios de este tipo, (quizá consigas más puntos...).

Cuando los adultos quieren aprender un nuevo idioma, suelen hacer exactamente eso. ¿Has hecho alguna vez ese tipo de aprendizaje de idiomas, quizá ya en la escuela en francés o español?

Puede que aún recuerde y sea capaz de recitar las reglas gramaticales de los sustantivos masculinos y femeninos en francés, o las terminaciones verbales en español. Pero, ¿realmente puedes hablar el idioma después de haber pasado por ese tipo de aprendizaje? ¿Te sientes cómodo comunicándote en esa lengua? ¿Puedes entender a otras personas que hablan esa lengua en la vida cotidiana?

Aprender palabras nuevas, viéndolas escritas en un libro de texto, y quizá también leyéndolas y reproduciéndolas en voz alta en una página web, o en una aplicación, es un método muy popular para intentar aprender un nuevo idioma. Pero difícilmente te convierte en un hablante fluido de esa lengua.‍

El número de palabras que los adultos son capaces de memorizar en una lengua extranjera puede incluso superar el número de palabras que conocen en su lengua materna, pero esto no les ayuda a hablar y entender la lengua extranjera con la misma facilidad y comodidad con que hablan su lengua materna.

Los métodos de lectura de palabras basados en libros de texto se han utilizado durante mucho tiempo, en diversas adaptaciones, en las aulas de idiomas, tanto por profesores de idiomas como por particulares que intentan aprender por su cuenta. Estos métodos tienen una larga tradición, se basan en el excelente trabajo de los primeros lingüistas que describieron la lengua con todo detalle posible, y han sido los únicos métodos posibles cuando los libros y los materiales escritos eran la única fuente primaria de información.

Los ejercicios de comprensión y expresión oral complementan la parte de lectura y escritura, pero el aprendizaje consciente, el análisis y la memorización del funcionamiento de la lengua siguen ocupando un lugar central en el proceso.

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